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"Callejón de los brujos" en el Mercado Central de Guayaquil |
Hasta 2.000 y 3.000 dólares de
ganancias pueden tener los santeros en fechas específicas como feriados o San
Valentín. Sus productos provienen de países asiáticos y suramericanos-
En ambos lados del estrecho
pasillo, los equekos y los gatos chinos con su pata alzada y sus ojos enormes,
miran a los compradores ir y venir en la agitada rutina del Mercado Central de
Guayaquil. Los comerciantes prefieren ser rostros anónimos envueltos en el
aroma de inciensos y plantas. Para los que mucho preguntan, hay miradas de desconfianza.
Al hablar de su actividad, las voces se convierten en susurros que no
sobreviven ante la bulla del burbujeante comercio. Este es el ambiente que se
vive en “el callejón de los brujos”.
Allí, las paredes del mercado
tienen ojos. Hay quien asegura que famosos de la pantalla chica ecuatoriana
acuden a comprar productos para “limpiezas”. Los comentarios traen nombres como
Carolina Jaume, David Reinoso, Estrellita Solitaria y Mauricio Ayora. Vienen
disfrazados, tras lentes oscuros y gorras, pero esconderse del rumor popular no
puede nadie.
Rosa Álvarez, lleva 30 años en el
Mercado Central vendiendo elementos para limpiezas y curaciones. Con este
negocio, señala, ha logrado pagar los estudios universitarios de sus dos hijos,
además de “conseguir todo lo que he querido”. Las coloridas estanterías de su
local están llenas de inciensos, esencias aromáticas, rosas, velas, pomadas, y
hierbas de todo el Ecuador.
“Lo que más se vende son las esencias
aromatizantes para limpiezas y baños, los jabones para despojar de lo negativo.
Porque en realidad la brujería, el engaño y la envidia sí existen y con esto se
combate”, explica.
Por los productos que ofrece,
doña Rosa no ha enfrentado nunca problema. Sin embargo, aclara que dentro del
mercado está prohibido realizar cualquier tipo de “trabajo”. Tal vez a eso se
deba que el ambiente no trae la sensación de misterio que, en otras
circunstancias, la brujería evoca.
En la esquina de Diez de Agosto y
Chile, el almacén A. Saman pasaría desapercibido como una tienda más de ropa.
Sin embargo, a través de su ventanal en la calle Chile, los artículos
esotéricos saltan a la vista y llenan de curiosidad al transeúnte. Perfumes para
atraer el amor y el dinero, figuras de divinidades y hasta productos para
baldear que atraen energías, se encuentra en esas estanterías.
En la esquina de Diez de Agosto y
Chimborazo, al pie de la Catedral de Guayaquil, los pequeños quioscos verdes
también cumplen con su parte. Las dueñas comparten la idea de que las energías
negativas provocan males en las personas y, por ello, es común encontrar que
entre los crucifijos, las imágenes religiosas y los rosarios, también se vendan
velas de colores, esencias y la famosa agua de rosas. Solo basta ver en los
cajones inferiores, dentro de fundas, detrás de las figuras para darse cuenta.
Porque, dicen, “mejor evitar que se enoje el cura”.
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Esquina de Chimborazo
y Diez de Agosto, frente a la Catedral de Guayaquil.
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Estas imágenes se repiten fuera
de la iglesia de San José, situada al pie de la avenida Eloy Alfaro, y a pocas
cuadras sobre la misma calle, en la iglesia San Alejo. Aunque no quieren dar
sus nombres, las vendedoras afirman enérgicamente que ese tipo de ventas “no
tiene nada malo” y aclaran que “siempre se debería usar esto para limpiarse de
las malas energías”.
Jonás Dante es uno de los
santeros del centro de la urbe. Su local, “Secretos Ocultos,” está ubicado en García
Aviléz 819 y Sucre. Durante sus 25 años de actividad, Jonás siempre ha
utilizado su verdadero nombre y dice no necesitar más publicidad que la que sus
clientes le dan.
Mientras el santero añade que su
especialidad es la cartomancia y el medio espiritual, la fotografía de una
mujer con velo y ojos misteriosos grita “oriente” desde una pared. Al fondo,
una cortina entre abierta deja ver un cuarto a media luz y una silla. Un gordo
Buda y una rígida Ganesha vigilan celosos esa entrada. Lo que allí pasa está
reservado para los que confían.
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Interior de la tienda
esotérica “Secretos Ocultos” en García Aviléz 819 y Sucre.
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Jonás es sólo uno de los muchos
santeros del centro de la ciudad. Una rápida búsqueda en internet basta para
confirmarlo. Allí abundan anuncios como el de Moisés, “El gran jefe y
presidente de los curanderos”, o Axel, “el mejor y más reconocido espiritista
de los últimos años”. Junto a su número de contacto, se puede encontrar una
larga lista de servicios, desde lectura del tarot, amarres amorosos eternos,
hasta oraciones para mejorar la economía y conseguir empleo.
Así, las tiendas esotéricas
coexisten en medio de la conservadora y supersticiosa sociedad guayaquileña. Sin
importar género o condición social, cientos de guayaquileños limpian sus auras
y buscan en los rituales otro camino a la felicidad. Como diría doña Rosa mientras
atiende a su clientela, “todo es cosa de fe”.
- Ronny Paredes E. -
Publicada en la revista digital Breik
- Ronny Paredes E. -
Publicada en la revista digital Breik