domingo, 24 de febrero de 2013

Madrugada utópica

Se reía solo, mirando las luces brillantes de los letreros de las tiendas en cada casa.
"Zona regenerada", pensó y se tiró a correr, sin notarlo siquiera porque ya estaba por salir.
Había que correr, lo sabía. Le palpitaba el corazón malditamente rápido, furioso, eufórico.
Ebrio y contento vio el faro. Lo vio doble. El piso se movía.
Dos veces tropezó, dos veces se cayó.
Pero no terminaba ahí, no. Se levantó dos veces, respiró profundo después de erguirse cada vez.
Caminando lento, saboreando cada paso y el paisaje.
El profundo cielo negro al horizonte.
El puente radiante, luces veloces sobre él; unida está la nación.
"Río, mansa bestia, cargo a tu gemelo dentro."
Tras el faro y la luz que giraba como adorno evocador, se bajó el cierre y meó.
Cerró los ojos y lo supo, lo sintió: Guayaquil se ahogaba en amarillo tibio.
No había otra opción: Guayaquil se moría tapado en alcohol, jugo de vejiga fermentado.
Y lo cubría todo. Movía la cadera de un lado al otro.
Un río, un mar. Lo cubría todo.
Horas parecieron pasar. De pronto se cortó, cesó la presión.
Uno, dos... cinco gotas más, sacudida y a guardar. Fin de la alucinación.
"Aquí estoy pero ya me voy."
La mirada no podía creer lo que iba dejando atrás. No en el suelo, no el charco, el inmenso parpadeo de las luces, la oscuridad en medio, el viento.
Con los brazos abiertos, abrazo al viento, celebrando la victoria, el cumplimiento de un sueño.
"Aún meado, como te amo. Ciudad belleza, ciudad de mierda."
Con alivio en el cuerpo, se olvidó de todo. Camino de regreso, escalón por escalón.
Cien, doscientos... no son nada.

2 comentarios:

  1. ¡Qué linda sensación tener esa borrachera en la que uno se enamora de personas y ciudades! Besos Ronny!!

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    1. ¡Grandiosa sensación! Esta no necesita ayuda del licor, pero siempre trae un plus o "yapa" como decimos acá.

      Abrazos, Kariu.

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