viernes, 29 de junio de 2012

Guayaquil huele a lluvia.Chorros de agua son lanzados desde el cielo
cuál carnaval de astronómicas proporciones.
Se combina el sonido de la lluvia con el de mis parlantes,
la música complementa a las gotas y las gotas derrumban el espacio conocido.
Qué disgusto no estar afuera y qué disgusto no estar donde podría!
Qué desganas inundan mi vida, perdida en multiples auto decepciones,
constantes traiciones a mi mismo, yo y mi persona.
Qué lindo que Guayaquil huela a lluvia!
Porque se mojan todas las putitas que no supieron sonreír al pobre diablo.
Porque putean con rabia todos los pendejos que no tienen paraguas.
Qué pena no estar donde podría estar!
Me traicionó el cuerpo, se me apagó la llama con el frío que trae el agua.
Guayaquil huele a lluvia y yo me escondo bajo sábanas, dándole play a todas las recomendaciones
del youtube, porque nadie me conoce mejor, porque nadie sabe mejor qué es lo que quiero que me digan, que me escupan en los oídos.
Escribo porque me retan las voces malditas que me habitan, escribo esta mierda como queja extendida por mis constantes traiciones a mi mismo, yo y mi persona.
Guayaquil suena mejor cuando no hay nadie, cuando estoy solo, revolcándome en sus calles anchas,
cercando su ría profunda, caminando por esas calles en que roban a todos, matan a todos, menos a mi.
Qué situación ingrata es estar donde no se quiere y perderse el día donde no se puede o debe vivir!
Con estas ganas de alcohol, esta falta de presencia, y mi ausencia trascendente,
la música es consuelo del que llora por dentro y mis parlantes cantan.
Producto nacional, mamá soy demente, vírgenes violadoras, luis rueda.
Producto nacional, porque yo pensaba que estaba sólo. Sólo, já! Qué arrogante de mi parte.
Porque existe ese mundo al que no pertenezco y estoy, porque estoy donde no se sabe bien si quiero.
Porque nadie sabrá que decir o que creer cuando me calle. Pensarán que quiero respuestas.
No! las tengo todas.
Guayaquil huele a lluvia y yo me drogo con autocontemplación, admirando mi reflejo en el fondo del ojo de la foto tomada en la cumbre de mis sonrisas. Megapixeles de felicidad!
Guayaquil huele a lluvia y yo acá, hecho verga.
Qué agradable placer, señores, es pensar ser parte de algo.
Qué común es, señores, pensar que uno es parte de algo.
Pero la ciudad está sola y yo en ella, igual.

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