martes, 31 de enero de 2012

Orsai. Nadie en el medio.

Comencé este texto tratando de convertirlo en un reportaje imparcial. Perdí la noción al final, y resultó lo siguiente:

La literatura, las letras que representan ideas abstractas, los libros. En una época donde se lee cada vez menos, la industria editorial declaró la “crisis del papel”, falta de ventas. Los escritores, así como músicos y cineastas, se quejan de la piratería. Se están aprobando, alrededor del mundo, leyes que castigan con cárcel las descargas ilegales de contenidos.
En un campaña por desacreditar el beneficio que supone el internet, por tachar de piratas a los lectores que no tienen acceso, sea por precio o ubicación geográfica, a los libros de su interés, los blogs se mantienen en pie, defendiendo la libertad de cultura y el derecho a compartir propiedad intelectual.
En el 2011 aparece un proyecto que me llama la atención: una revista trimestral de 212 páginas con exelente calidad gráfica, textos de aclamados autores, sin ningún rastro de publicidad. Estoy hablando, claro, de la Revista Orsai, idea y creación de Hernán Casciari, un argentino nacido en Mercedes, provincia de Buenos Aires.
Este escritor, ganador del 1° premio de Novela en la Bienal de Buenos Aires  y el premio Juan Rulfo, en París, es más conocido, quizás, por su trabajo gratuito en la red. A raíz de su migración a España, donde se casa y se convierte en padre de una niña, comienza a escribir textos literarios, cuentos, en la poco poblada Internet de principios del siglo XXI, con la finalidad de sentirse cercano a su tierra. Es el autor de “Weblog de una mujer gorda” (que sería publicado también en papel bajo el nombre de “Más respeto que soy tu madre!”) y “Diario de Letizia Ortiz”, blog que relataba en primera persona, haciendose pasar por la entonces novia del principe de España, cada día transcurrido hasta el matrimonio.
“Weblog de una mujer gorda” fue premiado por la cadena alemana Deutsche Welle, y se lo ubicó bajo la nueva categoría de Blogonovela. Se terminó de publicar en la red el 1 de agosto del 2004.
Además, escribe, hasta la actualidad, el weblog “Orsai”, donde tiene un contacto directo con los lectores que lo vienen siguiendo desde sus anteriores trabajos en internet y que lo recomiendan a todos sus amigos ganando así cada vez más reconocimiento.
Debido a éste talento y entrega para con su público, comienzan a llegar grandes propuestas de trabajo por parte de periódicos y editoriales internacionales que querían recopilar y publicar los textos que el regalaba a través de sus blogs.
Pero la decepción no tardaría en aparecer y es que, según nos cuenta en un texto de su página, la sensación de estar siendo estafado por sus editoriales, censurado y recortado por los periódicos, lo agobiaba. Pero sobre todo, sintió la gran distancia que ponían sus intermediarios entre él y los lectores. No encontraba ya el respaldo o crítica que solía tener en cada comentario acerca de su nuevo texto, ya que el nuevo trabajo le exigia dejar de lado a “Orsai”.
Por estas razones renunció públicamente, en el 2010, a través de su weblog, a los periódicos y editoriales.
Astiado de la industria literaria, se le ocurrió la idea de la que hablé al inicio de este texto, la Revista Orsai. Nadie en el medio, una cultura libre para compartirse. Y sin dejar atrás sus raíces, pues, la gratuidad de sus textos anteriores lo llevó a la fama, este nuevo proyecto no sería la excepción. El mismo día en que la revista sale a la venta, estaría también disponible el formato PDF gratuito alojado en la ya conocida web del mismo nombre, Orsai. Todo esto gracias a que se publica bajo la licencia Creative Commons, la cual garantiza el derecho a compartir, recomendar, descargar gratuitamente y usar, sin fines de lucro, la propiedad intelectual del autor.
Este paso que la industria consideraría descabellado, una inversión sin sentido y pérdida de dinero, funcionó. Diez mil ochenta personas adquirieron la primera entrega en pre-venta sin saber siquiera los contenidos que tendría, basandose sólo en la palabra de Hernán y su amigo de la infancia, Christian Basilis “Chiri”, quienes declararon que los colaboradores de cada número serían solamente autores renombrados que ellos admiraran mucho.(Cabe mencionar que en el primer número de la revista uno de los colaboradores fue el ilustrador quiteño, Alberto Montt)
Chiri, apodo que con que Casciari bautizó a Basilis, es el co-creador del proyecto Orsai y jefe de redacción de la misma, cargo que había ya desempeñado en Argentina para el diario La Ventana. Su esposa es la jefa de diseño.
El staff de la revista está conformado por amigos y familiares, sin sueldos fijos, interesados en mantener a flote una iniciativa que no se veía hace años.
La intención, el mensaje detrás de esta idea, es crear un nuevo mundo de editoriales, fomentar la cultura libre y enseñar a compartir la propiedad intelectual porque, cómo ha demostrado la obra de Casciari, esto da oportunidad de adquisición a todo el público interesado y respalda la venta del texto en papel.
Al poco tiempo de la primera revista dieron un paso más importante: se conviertieron en la Editorial Orsai. Tomando como ejemplo uno de los contratos viejos de Casciari, de los que había firmado con las editoriales del viejo mundo, escribieron todo lo contrario a él.
Los contratos de los colaboradores durarían tan sólo un año. No se busca apresar al autor, sino darle libertad de que, si siente incomodidad, sea libre de dejar el proyecto. La culpa de cualquier mal entendido caería siempre en la editorial.
De cada publicación, el artista tendría una ganancia del 50%, siendo siempre el dueño de su obra y pudiendo controlar sus ganancias y ventas a través de un portal que le facilitarían los dueños de la editorial.
El primer libro que han publicado bajo el nuevo sello es “Cuadernos Secretos” una recopilación de bocetos hechos por el mundialmente conocido Horacio Altuna, artista gráfico.
En el 2012 entramos a una nueva etapa del proyecto. Esta vez se plenea hacer la revista bimestral, comenzando desde este primero de febrero. La redacción se trasladó desde Santa Celoni, España, hasta Buenos Aires, para sentirse más en casa. Cómo complemento, y gracias a la inversión y apoyo de los lectores, inauguraron, en la misma ciudad, el Bar Orsai, lugar de reuniones literarias, musicales y gastronómicas. Es un sitio destinado para “los borrachos que leen”, bromeó Casciari al describirlo.
Para comenzar la publicación y hacer rentable la nueva editorial se ha propuesto a los usuarios comprar su suscripción anual a la revista, cosa que monetariamente ha complicado un poco a los fieles lectores. Pero podemos ver varias ventajas. Con este dinero seguro se pretende sustentar la publicación de libros de autores hasta ahora desconocidos, que no han tenido oídos por parte de las editoriales antiguas. Los libros que sean publicados deberán ser previamente aprobados por la gran comunidad Orsai, teniendo de esa manera, una venta segura. En pocas palabras, el lector escogerá que leer.
Este año se han ofertado 5000 suscripciones, sea como distribuidor o suscriptor.
El método de distribución es fácil. Un distribuidor recibe diez revistas, una para él y nueve para ubicar entre sus amigos, los suscriptores nómadas, eliminando de esa manera al intermediario que suponen las compañias de distribución y publicidad. Otro método de adquisición es ser suscriptor sedentario, de esta manera, las revistas llegan por correo desde la central en Argentina.
Mientras escribo este reporte los números se aproximan a los 2500 suscriptores. Me convertí en uno de ellos desde diciembre del año anterior.
Miles de personas hemos puesto nuestra fe, no en el nombre de Hernán Casciari, sino en la idea de una comunidad que es libre para elegir lo que le interesa leer. Una propuesta cultural que nos permite compartir y conocer. Una revista de excelente calidad que no necesita publicidad para mantenerse y por tanto no tiene influencias externas; somos los lectores los que la sustentamos y defendemos, por lo que es y representa: un nuevo mundo, libre de la industira que negocia con la literatura.



Ronny Paredes Estrella.

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