Son las
doce de la noche. Ernesto despierta de un brinco a causa de un mal sueño.
Debería dejar estas siestas ahora que tiene que madrugar para los turnos del
empleo.
De camino
al cuarto, mira de reojo el estante. Como recuerdo del último de sus sueños,
guarda el diario que redactó durante su encierro. La mente se transporta a
futuro y piensa en las veces que lo cogerá tratando de entender qué hizo mal. O
bien. O si hizo algo digno de recordarse. Se ve a sí mismo desempolvando el
diario, o prendiéndole fuego. Se ve en su departamento para siempre: al menos a
eso ya se acostumbró.
Del vacío que vivió solo le queda decir que acepta
su desgracia, y se entrega a la certeza de que, bien o mal, intentó hasta el
final encontrar su alma en los días inútiles.
Aunque solo he dado una pasada, decirte que el concepto y el contenido de la seríe me está encantando. Pero volveré sobre ello, para que esto supere la barrera del comentario de cortesía de aquel que solía pasarse siempre por aquí pero ahora no dispone de tanto tiempo.
ResponderEliminarSalut.
Entonces esperaré la vuelta, Bon, para saber si al final encantó o no. Por lo pronto, que bueno tener visitas de amigos otra vez.
EliminarAbrazo.
Yo estoy siguiendo la serie. Esta última me pareció era el final. Pero también me lo había parecido la segunda, así que...
EliminarDe todos modos no quería comentar nada hasta después del partido, jeje. Pero el empate nos deja en buenos términos.
Saludos!
Termina acá la serie. Es un empate entre lo que quería y lo que pude escribir.
EliminarMiento: no hay empate, perdí. Pero no por goleada.
Mientras, Ecuador queda detrás de Colombia. Se vienen partidos fuera de casa y con eso se complica el panorama. El mínimo para mantenernos vivos son 4 puntos. Veremos.