sábado, 14 de abril de 2012

Gotas de lluvia.

La lluvia golpea fuerte el parabrisas y por un momento pienso que debe haber una combinación precisa de elementos que lograrían romper, o al menos cuartear, el vidrio.
Un buen grosor de gota; gran velocidad del viento, de norte a sur, sin obstáculos; mi velocidad, duplicada, de sur a norte.
Si un matemático o físico me escuchara, se reiría? Pero la combinación debe estar allí.
Dicen, y está demostrado, que las llantas no tocan la carretera cuando está mojada. Una leve capa de agua cubre el asfalto y las ruedas resbalan, flotan, con mínima, nula fricción.
Y el ruido de las gotas golpeando.
Y el agua que salpican los autos al pasar a mi izquierda.
Así como pasa todo y cada cosa, debe haber una manera, una unión de factores exagerados, un escenario ideal donde las gotas que golpean el auto se puedan incrustar en el chasis, en los vidrios, aplastando y atravesando, de a poco, todo.
Como una exquisita lluvia de meteoritos, recorriendo a miles de kilómetros por hora, y en sentido contrario, el mismo carril que tomé hace una hora, de noche, con todo este sueño que me hace cabecear y ver, alucinar con que una autoestopista desnuda tira su maleta contra mi parabrisas porque lleva ahí parada dos horas, tiene frío, y nadie ha pasado por aquí, nadie más que yo.
Su maleta es otra gota que se destroza a simple vista y riega en la calle vibradores verdes y más agua. Más agua.
Mis ruedan flotan, estoy seguro, a casi un centímetro del suelo. No hay fricción, no existe. La autoestopista me lo dijo y me gritó cuando cerraba los ojos, sin notarlo, ante la curva: granizo!
Eso, granizo.
Debe haber una combinación de factores ideales y el granizo reemplaza a la lluvia, mientras mis ruedas flotan y las gotas (no! el hielo!) retumban contra el auto.
La música no se oye, tan sólo el rugido de aquella sábana líquida con voluntad propia.
El lago gigante de vibradores verdes donde salta la autoestopista, la mochilera, la que hace dedo, ella que me mira esperanzada. Ella es argentina. Me dice: que mirás?
Mirás. Me encanta.
Ella que me mira esperanzada con esos ojos que me piden detenerme. Y paro. Se sube, se viste y me dice que ha llovido días por aquí. Que Jesús caminó sobre el agua y que el hombre tiene celos.
Yo pienso en el granizo, el hielo, las nubes. Y mi auto que no controlo, que se desliza, que no se detiene.
Me aplasta el agua, me perfora. El ruido ensordece, no puedo más, tengo que parar.
Sentado en la carretera, con la espalda reclinada contra el guarda choques y los faros alumbrando el camino por delante, cada hoja de cada árbol. Y la oscuridad arriba. Muy arriba.
Gotas, más gotas. Granizo.
Se me acaba la verdad, cierro los ojos.
Me abraza un cuerpo a medio vestir (quién es?) y, a lo lejos, escucho vibraciones. Vibraciones verdes.
Duermo.

5 comentarios:

  1. According to your request:

    Hola Ronny:
    Este cuento deberías haberlo hecho algo más largo y estructurado. Aparte, en el castellano de España, un vibrador es el aparatito alargado que usan las señoras para relajantes fines en sus alcobas. Me confundo pensando en esa imagen, pero es mi culpa ( o de lo retorcido que muchas veces soy).
    Creo que el texto ganaría con un tono más onírico, más extenso en las descripciones, como más enfermizo o ácido. Hay una leyenda urbana muy extendida sobre autoestopistas esperando cerca de curvas peligrosas. También se confunde ahí.
    Y el título, dice demasiado del texto antes de leerlo.

    Estoy preparado para un contraataque terrible.

    Je je, amigo.

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  2. Francesc, tu mente retorcida no se equivoca y cabe por mi parte preguntar, de donde viene tu duda con respecto a eso? Aqui y alla un vibrador es un vibrador. Dildo, podriamos llamarle pero pecaria de no obecer al dictado mental, al monólogo de mi (tambien) retorcido ser. Y es por eso que no alargué más el texto. Un impulso, que tomé al pie de la letra. Impulso de escribir en caliente, sin correcciones, a media noche (el borrador se escribio a esa hora). Son esas ganas de tirar tu mano (en el póker) a la mesa, cuando dos pares bajos es todo lo bueno que tienes, y ver qué sucede.
    Lo del titulo? Esos somnolientos errores del principiante, pero mira que el signo de interrogacion ayuda, peor seria sin él.
    Me parece que cai en todos tus puntos. Si queda lugar a réplica, bienvenido sea.
    Saludos.

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    1. Hey Ronny: genial lo de soltarlo tal como te viene, pues es lo que yo hago casi siempre. Luego aprecio cosas que no me gustan y las retoco si desentonan. La cuestión del título es que ya predispone a saber un poco por donde van los tiros, y yo prefiero no saberlo, aventurarme.
      Gracias por tu elegancia !! Sólo quiero ayudar (y ser ayudado).

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    2. La elegancia es otro personaje que se suelta cuando se ve la oportunidad. Y gracias, Francesc, toda correccion es bien recibida.

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